Arturo

 

La astrofísica se me quedó en el «limbo» de lo teórico, así que exploré la ingeniería -de telecomunicaciones- durante otro año más en Escocia (6 años allí, entre mi grado en St Andrews y aquel glorioso año en Glasgow).

Al volver a España, en el 92, descubrí otra especialidad de la física, que me ocupó durante 5 años, y que me llevó de vuelta a mi Reino Unido, a ese Oxford de mi alma.

La consultoría informática llegó entonces «de la nada», y me trajo a Madrid, hace ya 21 años. Mis pasiones más intelectuales: «Business Intelligence», «Cloud Computing», «Big Data», ciberseguridad, ciberdefensa …

Y todo quedó en segundo plano cuando supe lo que debía hacer: DAR. Compartir lo aprendido, lo vivido, para poder quizás inspirar a otros.

Puedes llamarlo «desarrollo personal», tal vez. Creo que es simplemente dejarse llevar por la Vida, vivir viviendo, pensar con el corazón. Mi profesión de verdad..

¿Crees que no puedes más?

Yo también lo creí; sobre unas cuantas cosas importantes, durante mucho tiempo. Toqué fondo, y llegué a pensar -y a sentir- que no había salida. De eso hace mucho.

Vaya si había salida … Pongo todo eso, todo lo que he aprendido a través del dolor, de la desesperación, del sufrimiento, a TU servicio.

Victoria

 

Estuve siempre interesada en la educación, en la formación… Estoy convencida de que son el mejor legado que podemos dejar en nuestro entorno, y no sólo para nuestros hijos.

Desarrollé estos intereses adquiriendo cada vez mayores responsabilidades en los distintos ámbitos de mi vida, y me enfrenté a una “cruda realidad” en la que creía que me tenía que hacer cargo de todo, pero no solo eso, sino que además me “autoexigía” ser buena en todo.Entonces llegué a “lo más alto”, esperando la plenitud, que no llegó. No la sentí, a pesar del reconocimiento de todos. Después de tanto esfuerzo para alcanzar ese punto en mi carrera profesional empecé a sentir que la dirección era otra, muy distinta.

Lo esperado. Lo correcto. Lo que a otros les apetecía … y, en algunos casos, lo que les “daba” tranquilidad. Todo eso es lo que yo hice, durante una gran parte de mi vida.

Esta situación me llevó al agotamiento, a la desesperanza y al hastío, hasta que empecé a entender y a ver con claridad que me tenía que hacer cargo de esta situación: ser la protagonista real de mi vida, yo y solo yo podía decidir y crear mi vida.

Comencé a sentirme de una forma muy distinta, y a comprobar que era ésa la dirección que quería, que iba a seguir. Aunque no fue fácil y es un proceso continuo de crecimiento y desarrollo personal, he conseguido conciliar, pero, ¿en qué sentido? Alineando mi forma de pensar con mi sentir, con mis acciones, en todos los ámbitos importantes de mi vida.